Esta Meditación Eucarística está diseñada para ayudarte a pasar de treinta minutos a una hora en meditación y oración silenciosa con Jesús durante la adoración eucarística. Incluso si no puedes estar físicamente presente en una iglesia o capilla de adoración con el Santísimo Sacramento, puedes unirte espiritualmente a la Eucaristía mientras pasas este tiempo en oración.
LA GRACIA QUE BUSCO: tener un espíritu de obediencia amorosa a todo lo que Dios pide, especialmente para ayudar a construir una cultura eucarística.
ENEL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.
Detente unos instantes y permítete tomar conciencia de la entrega de Jesús en la Eucaristía. Date cuenta de que, en este preciso momento, el Señor de la Vida te está mirando con gran amor. Permítete acoger su mirada de amor. Eres su hijo amado. Descansa en su mirada de amor.
Agradece a Jesús el don de sí mismo en la Eucaristía.
PIDE LA GRACIA: Jesús, ayúdame a tener un espíritu de obediencia amorosa a todo lo que Dios pide, especialmente para ayudar a construir una cultura eucarística.
Lee despacio, 3-4 veces. Deje que las palabras de la Escritura inunden su mente y su corazón. Deja que el Espíritu Santo te hable a través de este pasaje.
"Tomando el libro de la Alianza, lo leyó en voz alta al pueblo, que respondió: 'Prestaremos atención a todo lo que el Señor ha dicho y lo pondremos en práctica'. Luego tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, diciendo: 'Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros'". (Éxodo 24:7-8)
Permítete sentarte un rato con estas preguntas, atento a cómo el Señor habla en tu corazón.
Cada vez que Dios hizo un pacto con su pueblo, fue "sellado con sangre". Eligió enviar a su Hijo Amado, que derramó su Sangre para liberarnos, sellando la "alianza nueva y eterna." ¿Cómo puedo crecer en gratitud por la Sangre de Cristo derramada para mi salvación? ¿Cómo puedo sentir verdadero asombro al considerar cómo el Cuerpo de Cristo fue literalmente torturado, dándome cuenta de que lo hizo por amor a mí?
Lee despacio, 3-4 veces. Deja que estas palabras inunden tu mente y tu corazón. Deja que el Espíritu Santo te hable a través de esta meditación.
Mientras comían, tomó pan, pronunció la bendición, lo partió, se lo dio y dijo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Luego tomó una copa, dio gracias, se la dio y todos bebieron de ella. Les dijo: 'Esto es mi sangre de la Alianza, que será derramada por muchos'". (Marcos 14:22-24)
¡Qué momento tan profundo en la historia de la salvación! Jesús celebra la primera Misa con sus discípulos, instituyendo la Eucaristía. Con profunda gratitud y asombro en nuestros corazones, oremos: "Señor, te doy gracias y te alabo por el don de la Eucaristía, la renovación del Misterio Pascual en la que participo en cada Misa. Te pido la gracia de recibir con admiración tu Cuerpo y tu Sangre en la Sagrada Comunión, permitiéndote transformar mi vida para que sea un reflejo vivo de tu Corazón eucarístico: bendecido, partido y compartido para que todos tengan vida."
Permanece en silencio con el Señor. Deja que hable en el silencio, en tu corazón. Acoge su presencia. Si te ayuda, escribe lo que sientes que el Señor te comunica durante este tiempo de oración.
Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos has dejado un memorial de tu Pasión, concédenos, te rogamos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos siempre en nosotros los frutos de tu redención. Que vivas y reines con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. (Colecta, Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo)
En cada Misa, Jesús se ofrece al Padre por nosotros. Siempre podemos unir nuestras ofrendas a las de Jesús en la Misa. Este domingo, ofrece tu deseo de entrar más plenamente en la Santa Misa para que puedas convertirte en un sacrificio vivo de alabanza con Jesús.
Durante la próxima semana, concretad vuestro amor por el Señor Eucarístico pasando más tiempo con Él en la adoración eucarística, ofreciendo ese tiempo de oración por los más necesitados de su misericordia.
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