Para ayudar a allanar el camino hacia el Congreso Eucarístico Nacional del 17 al 21 de julio de 2024, estamos encantados de presentar a los Testigos Eucarísticos Americanos. Se trata de hombres y mujeres santos que vivieron, amaron y sirvieron en el mismo suelo que ahora pisamos. Todos ellos dan testimonio -de manera única y poderosa- de lo que significa encontrarse con Jesús en la Eucaristía y salir en misión con Él por la vida del mundo. Cada mes, desde ahora hasta julio de 2024, presentaremos un nuevo testimonio. Ancianos y jóvenes, hombres y mujeres, representantes de diferentes familias culturales y vocaciones, estos hombres y mujeres nos muestran -en color vivo- cómo es la santidad. También estamos encantados de colaborar con el artista estadounidense Connor Miller, que está creando una xilografía original de cada testigo para ayudarnos a interactuar visualmente con esta nueva serie creativa.
Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago, nació el 22 de noviembre de 1918 en Caguas, Puerto Rico. Es el segundo de cinco hijos del matrimonio de Manuel Baudilio Rodríguez Rodríguez y Hermina Santiago Esterás. El comienzo del siglo XX en Puerto Rico trajo grandes cambios civiles, políticos y eclesiales.
A los pocos meses de nacida la hija menor del matrimonio, la casa y negocio del padre de Carlos Manuel sufren un incendio. A raíz de este incidente la familia pasa a vivir a casa de sus abuelos maternos. La figura de su abuela materna Alejandrina será de una gran influencia para toda la familia y de forma especial para Carlos Manuel. Podríamos decir que la devoción de la Misa diaria y de recibir la Eucaristía nacen del ejemplo de su abuela. Toda la familia se alimentó de su ejemplo, asistiendo a la Eucaristía cada día antes de ir a la escuela o al trabajo. Estando en el colegio comienza su servicio como monaguillo, entrando en contacto con la liturgia de la cual comienza a enamorarse. Afirman sus hermanos que el día de su primera comunión tuvo un impacto grande en Carlos Manuel al punto que recordaba detalles insignificantes de ese día.
A una temprana edad la salud de Carlos Manuel se vio afectada debido a lo que algunas personas llamaban “el incidente del perro”. Cuando era joven, Carlos Manuel fue mordido por un perro rabioso que estaba atacando as su primo menor, mientras trataba de ahuyentarlo. Aunque salvó a su primo, la salud de Carlos Manuel fue afectada. Desde entonces sufrió trastornos intestinales crónicos padeciendo diversos dolores y situaciones humillantes. No obstante, esto no fue impedimento para que viviese una vida apostólica intensa. La vida diaria de Carlos Manuel estaba centrada en la liturgia y la Eucaristía. La centralidad de estas en su vida hace posible que pueda vivir entregado en su apostolado a través de su trabajo, de la correspondencia, la catequesis, diversos ministerios en la parroquia, estudio y promoción del conocimiento la liturgia.
Para poder entender la importancia de la Eucaristía en la vida de Carlos Manuel es importante comprender su concepto de vida cristiana. Afirma en su escrito Fe y Vida: La liturgia, base de la vida católica:
La vida católica es algo única, es una tremenda participación viva en el nuevo orden inaugurado por la muerte y la resurrección de Cristo; es una VIDA en el sentido más profundo, real y pleno de la palabra. Esta vida católica no consiste en una mera imitación externa y laboriosa de los ejemplos de Cristo o en una serie de prácticas religiosas inconexas. El cristianismo, según dice Fulton Sheen, es una biología espiritual. Es la inserción en nosotros de la VIDA de Dios.1
La vida cristiana es nuestra inserción en la vida de Dios, o puede verse como una unión única de nuestra vida en Dios. Surge la pregunta: ¿cómo puede suceder esto en mi vida? El Beato Charlie, en esta misma carta, da la respuesta. Es la sagrada liturgia la que nos ofrece los medios para realizar efectivamente esta unión única y maravillosa en nosotros.2 A partir de esto, podemos comprender la importancia de la liturgia eucarística en la vida de Charlie, vista siempre como participación en el Misterio Pascual.
La centralidad y la vivencia de su vida eucarística y pascual se vio reflejada en su enfermedad. Llevaba con alegría las contrariedades del día e incluso asumía con buen humor las situaciones humillantes que pasaba por su enfermedad. Sobre todo, podemos descubrir esa vivencia en su “noche oscura del alma”. Cuando pasaba el momento en donde se sentía abandonado de Dios continuaba caminando en la oscuridad ayudado de su fe en el Resucitado. Buscaba con todas sus ansias en esos momentos al Dios vivo que tantas veces había recibido en la Eucaristía.
Encontró el consuelo al decir la palabra “Dios”, la palabra con mayor significado para él. En sus últimos momentos, mientras lidiaba con su noche oscura del alma, le preguntaba constantemente a su hermano: «¿cuál es la palabra que tiene un significado especial para mí? […] y cuando dijo “Dios”, respiró y quedó tranquilo».3
La vivencia de la Pascua en Carlos Manuel y la certeza de lo que vivía en la Eucaristía hizo que se entregara a su apostolado. Hacía lo posible por formar a sus amigos y a todos los que conocía en la realidad que vivía. Por medio de la celebración de los misterios en la liturgia se hace presente en nosotros la vida de Dios. Sentía la necesidad de «arrancarle la presa a Satanás» y hacer cuanto fuera posible para que Jesucristo celebrara la Pascua en todos.4
Su vida fue redescubrir y hacer redescubrir lo esencial para un cristiano: el descubrimiento de la liturgia para que la misma fuese comprendida, practicada y amada a plenitud.5 De aquí se deriva su apostolado en el Centro Universitario Católico de la UPR, sus iniciativas de los «días de vida cristiana» donde se comparte la alegría de la fe y se dedicaba tiempo a la formación, su ayuda y apostolado en la parroquia, por medio de cartas, entre otros.
Carlos Manuel redescubrió el gran misterio de la Resurrección en su vida y como la Pascua hacía que Cristo viviera en él. Este gran descubrimiento hizo que la liturgia, especialmente la celebración de la Eucaristía y de la Vigilia Pascual, ocuparan el centro de su vida. Sabía que el medio ordinario que Dios nos ha dejado para comunicarnos su vida y su gracia lo encontramos en la celebración de los misterios que nos han dado la vida plena y verdadera. Si queremos redescubrir la importancia de la Eucaristía en nuestra vida comencemos por redescubrir el Misterio Pascual. Porque en cada Eucaristía se sigue haciendo presente el Misterio que nos ha dado vida nueva, nos ha hecho hijos de Dios y partícipes de su condición divina. Carlos Manuel afirmaba: «Vivimos para esa noche», refiriéndose a la Vigilia Pascual; podemos decir nosotros que «Vivimos para la Eucaristía» pues en ella se vuelve a hacer presente la noche gloriosa de la Resurrección que hace posible que Cristo viva en nosotros.
Ayuda hoy a los niños y jóvenes de tu vida a acercarse más a Jesús en la Eucaristía a través del testimonio del Beato Charlie. Descarga las actividades para niños-perfectas para el hogar, el aula y la parroquia.
1. C.M.C. Rodríguez Santiago, «Fe y vida: La liturgia base de la vida católica»
2. Cf. C.M.C. Rodríguez Santiago, «Fe y vida: Laliturgia base de la vida católica»
3. CONGREGATIO DE CAUSIS SANCTUORUM, Summarium Cannonizationis Servi Dei Caroli Emmanuelis Rodríguez, 26-27
4. C.M.C. RODRÍGUEZ SANTIAGO, «Carta a Rafael Ángel»
5. C.M.C. RODRÍGUEZ SANTIAGO, «No echemos a perder la Vigilia Pascual»