Paseo por la misa

Haced esto en memoria mía, Parte 16: Salmo responsorial

¡Cantad al Señor un cántico alegre! Como dice laInstrucción General del Misal Romano, "Después de la Primera Lectura sigue el Salmo Responsorial, que es parte integrante de la Liturgia de la Palabra y tiene una gran importancia litúrgica y pastoral, pues favorece la meditación de la Palabra de Dios"(Instrucción General del Misal Romano, n. 61). (La "P" de la palabra "Salmos" es muda, por lo que suena como "Salms").

Según el Glosario del Catecismo de la Iglesia Católica, un Salmo es "Una oración del Libro de los Salmos del Antiguo Testamento, reunida a lo largo de varios siglos; una colección de oraciones en forma de himnos o poesía. Los Salmos se han utilizado desde tiempos de Jesús como oración pública de la Iglesia". En total hay 150 salmos, cuya extensión varía desde muy breves(el salmo 117 tiene sólo dos versículos) hasta increíblemente largos(¡el salmo 119 tiene 176 versículos!).

Libro de los Salmos

Para cada condición y momento

La Instrucción General del Misal Romano indica que el Salmo Responsorial debe ser cantado, y que si "el Salmo no puede ser cantado, entonces debe ser recitado de una manera que sea particularmente adecuada para fomentar la meditación de la Palabra de Dios"(IGMR, n. 61). Se suele repetir un estribillo entre los versículos. El estribillo ofrece una breve línea para la meditación, resumiendo un tema de un Salmo en particular. Hablando de los Salmos, el Catecismo afirma: "Rezados y realizados en Cristo, los Salmos son un elemento esencial y permanente de la oración de la Iglesia. Son aptos para los hombres de toda condición y tiempo"(CIC, n. 2597).

Hablando del uso de los Salmos en épocas anteriores, el Catecismo señala: "Los Salmos alimentaban y expresaban la oración del Pueblo de Dios reunido durante las grandes fiestas en Jerusalén y cada sábado en las sinagogas. Su oración es inseparablemente personal y comunitaria; concierne tanto a los que oran como a todos los hombres"(CIC, n. 2586). Los Salmos siguen teniendo un gran valor también para nosotros. "Ya sean himnos u oraciones de lamentación o de acción de gracias, ya sean individuales o comunitarios, ya sean cantos reales, cantos de peregrinación o meditaciones sapienciales, los salmos son un espejo de las maravillas de Dios en la historia de su pueblo, así como reflejos de la experiencia humana del salmista [la persona que escribe el salmo]. Aunque un salmo determinado refleje un acontecimiento del pasado, posee una sencillez tan directa que puede ser rezado en verdad por los hombres de todo tiempo y condición"(CIC, n. 2588).

Lectura en una sinagoga

Jesús rezó las mismas palabras

Carlos Belmonte nos recuerda que debemos cantar los salmos con fe y alegría, recordando la exhortación de San Pablo: "San Pablo recomienda a los fieles reunidos que esperan la venida del Señor que canten juntos salmos, himnos y cánticos espirituales (cfr. Col 3,16). El corazón manifiesta su alegría cantando. San Agustín dice con razón que "cantar es de enamorados". También existe el antiguo proverbio: 'Quien canta bien reza dos veces' "(Comprender la Misa, p. 88).

Me agrada pensar en cómo nuestro Señor Jesús también habría cantado y rezado estas mismas palabras en los Salmos. Puesto que sabemos por los Evangelios que acudía regularmente a las reuniones de oración judías, podemos concluir que también habría cantado los Salmos con regularidad. Hubo ocasiones en las que se refirió directamente a los Salmos, como cuando comenzó a rezar el Salmo 22 desde la Cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

No hay nada mejor que pasar un rato con el Señor usando las palabras exactas que él usó para orar. La próxima vez que dispongas de 20 segundos, reza el Salmo 117. Si tienes 20 minutos, lee un pasaje más largo, como el Salmo 119. Si tienes 20 minutos, prueba con un pasaje más largo, como el Salmo 119. Si se siente realmente atrevido, intente cantar uno, ya sea en la Iglesia, trabajando al aire libre o en la ducha. Siempre es "bueno alabar al Señor".(Salmo 92:1)

Para reflexionar:

1. Como recomienda el Padre Lucas, tómate tu tiempo para rezar con el Salmo 117 o con el Salmo 119. Si eliges este último, tal vez puedas seleccionar una porción más corta del Salmo para una reflexión más profunda después de rezarlo entero. Si eliges este último, tal vez puedas seleccionar una porción más corta del salmo para una reflexión más profunda después de rezarlo en su totalidad.

2. Abre tu Biblia en el Libro de los Salmos y permítete "vagar" por las páginas. Encuentra y ora con un Salmo que te hable en este momento de tu vida. Para un desafío adicional, encuentra y ora con un Salmo que no te parezca relevante en este momento, trayendo a esta oración las necesidades e intenciones de aquellos que se encuentran en otras situaciones.