Después de la Oración sobre las Ofrendas, llegamos a la Plegaria Eucarística. Según la Instrucción General del Misal Romano, "Ahora comienza el centro y punto culminante de toda la celebración, es decir, la Plegaria Eucarística propiamente dicha, es decir, la oración de acción de gracias y de santificación. El sacerdote invita al pueblo a elevar su corazón al Señor en oración y acción de gracias; asocia al pueblo consigo mismo en la Oración que dirige en nombre de toda la comunidad a Dios Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo. Además, el sentido de esta Plegaria es que toda la congregación de los fieles se une a Cristo en la confesión de las grandes obras de Dios y en la ofrenda del Sacrificio. La Plegaria eucarística exige que todos la escuchen con reverencia y en silencio" (IGMR, 78).
¡Allá vamos! Para los que anhelan la verdadera presencia de Jesús, ¡se acerca el momento! Para los que anhelan orar bien, se nos invita a participar en la oración perfecta de Jesús: su sacrificio perfecto y su adoración al Padre. A lo largo de la Plegaria Eucarística, podemos encontrar un gran esquema y modelo para nuestra propia oración. Si nos fijamos en sus componentes principales, es de esperar que podamos adentrarnos más fructíferamente en esta maravillosa oración.
Como continúa la Instrucción General del Misal Romano , "Los elementos principales de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse entre sí de este modo:
a) La acción de gracias (expresada especialmente en el Prefacio), en la que el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por toda la obra de la salvación o por algún aspecto particular de ella, según el día, la fiesta o la época del año.
b) La aclamaciónpor la que toda la congregación, uniéndose a las potencias celestiales, canta el Sanctus (Santo, Santo, Santo). Esta aclamación, que forma parte de la misma Plegaria Eucarística, es pronunciada por todo el pueblo con el sacerdote.
c) La epíclesisen la que, mediante invocaciones particulares, la Iglesia implora el poder del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por manos humanas sean consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la Víctima sacrificial inmaculada que se consuma en la Comunión sea para la salvación de quienes participen de ella.
d) El narración de la institución y la Consagraciónpor la cual, mediante las palabras y las acciones de Cristo, se efectúa aquel Sacrificio que Cristo mismo instituyó durante la Última Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, los dio a comer y beber a los Apóstoles, y dejó a éstos el mandato de perpetuar este mismo misterio.
e) La anamnesispor la que la Iglesia, cumpliendo el mandato que recibió de Cristo Señor por medio de los apóstoles, celebra la memoria de Cristo, recordando especialmente su bienaventurada Pasión, su gloriosa Resurrección y su Ascensión al cielo.
f) La oblaciónmediante la cual, en este mismo memorial, la Iglesia, en particular la aquí reunida, ofrece al Padre la Víctima inmaculada del sacrificio en el Espíritu Santo. En efecto, la intención de la Iglesia es que los fieles no sólo ofrezcan esta Víctima sacrificial inmaculada, sino que aprendan también a ofrecerse a sí mismos, para ser llevados cada día, por la mediación de Cristo, a la unidad con Dios y entre sí, para que Dios sea finalmente todo en todos.
g) Las intercesionescon las que se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, del cielo y de la tierra, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos, llamados a participar en la redención y salvación adquiridas por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
h) La Doxologíacon la que se expresa la glorificación de Dios y que se afirma y concluye con la aclamación del pueblo, Amén"(IGMR, 79; énfasis añadido).
En las próximas semanas examinaremos más detenidamente las Plegarias eucarísticas y cada una de sus partes. ¿Alguien se pregunta cuánto falta para la Sagrada Comunión? La espera merecerá la pena.
1. La próxima vez que participes en la Misa, comprueba si eres capaz de identificar los distintos elementos de la Plegaria Eucarística. Aunque no observes los ocho elementos descritos en la Instrucción General del Misal Romano, aprovecha la oportunidad para escuchar atentamente los elementos que sí oyes.
2. Considera la posibilidad de incorporar la estructura de los elementos de la Plegaria Eucarística a tu propio tiempo de reflexión o meditación. Por ejemplo, tómate tiempo para dar gracias a Dios, aclamarle, implorar una efusión del Espíritu Santo, recordar la institución de la Eucaristía y el Misterio Pascual de Cristo, ofrecerte al Padre por medio de Cristo, rezar por tus propias intenciones y dar gloria a Dios mediante un "Gloria..." final.