Profundización de la formación

De las palmas a las cenizas y a la vida eterna

Cada año, en las semanas previas al Miércoles de Ceniza, oiremos anuncios para donar las palmas del año pasado para la creación de las cenizas de este año. La quema de las palmas nos conecta tangiblemente con las gracias del Domingo de Ramos anterior, en el que recibimos a Jesús nuestro Rey con gritos de: "Hosanna al Hijo de David; bendito el que viene en nombre del Señor; hosanna en las alturas"(Mt 21,9).

Comenzamos nuestra vuelta al Señor con un recuerdo físico de lo bueno que Dios ha sido con nosotros en el pasado, marcándonos con las cenizas de las gracias del año pasado. Al reciclar las palmas, nos conectamos con la Semana Santa, en la que Dios nos libera del pecado y de la división mediante su muerte y resurrección. La historia de la gracia salvadora de Dios, nuestra salvación, nunca está lejos de nosotros. Es con esta confianza en un Dios cuya voluntad de morir por nosotros recordamos -no sólo el Viernes Santo, sino también cada vez que celebramos el santo sacrificio de la Misa- al entrar en la Semana Santa.

Palmeras

Conectar con la Creación de Dios

Si utilizar palmas viejas para las cenizas es una forma de conectar con el modo en que Dios actúa, es bueno que pensemos en cómo podríamos ser más intencionados a la hora de conectar con la naturaleza". "El Papa Francisco, como antes el Papa Benedicto XVI, ha trazado elocuentemente la conexión entre la celebración de la Eucaristía y el cuidado del medio ambiente. Toda la creación da gloria a Dios y camina hacia la divinización, hacia la unión con el Creador"(El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia, n. 40). Hay muchas personas y lugares en nuestra Iglesia que intentan cuidar de la creación. Un lugar que me viene a la mente es el Centro Jesuita Ignacio, en el sur de Ontario.

El Centro ha dedicado gran parte de sus terrenos a la restauración de un bosque antiguo. El Centro Jesuita sabe que la restauración de la tierra conecta a las personas con la tierra, una tierra que nuestro Dios creador ha hecho. Nos conecta con nuestra propia creación, con nuestra propia mortalidad. Como oímos cuando las viejas palmas quemadas hasta convertirse en cenizas se cruzan en nuestras frentes: "Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás".

Hombre con ceniza en la frente

Tenemos la esperanza segura de que la muerte no es el final. El deseo de nuestro amoroso Creador es que estemos completamente unidos a Él en la Eternidad. Tanto nos amó que "dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna"(Jn 3,16). Dichoso el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en las alturas!

Pregunta para reflexionar: ¿Cómo me invita Jesús hoy a una esperanza renovada de vida eterna? ¿Qué tipo de obstáculos se interponen en el camino de mi esperanza? ¿Cómo quiere Jesús ayudarme a superar esos obstáculos?

Acción: Este Domingo de Ramos, lleva tu rama de palma a casa y colócala en algún lugar de tu hogar para recordar tu llamada a dar gloria a Dios. Después, el año que viene, lleva intencionadamente tu palma a tu parroquia para incluirla entre las palmas que se quemarán el Miércoles de Ceniza.

Oración: Oración por la generosidad (atribuida a San Ignacio de Loyola)

Señor, enséñame a ser generoso, a servirte como te mereces, a dar y no calcular el coste, a luchar y no prestar atención a las heridas, a esforzarme y no buscar descanso, a trabajar y no buscar recompensa alguna, salvo la de saber que cumplo tu santa voluntad.

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El P. Paul J. Shelton, SJ, predicador eucarístico nacional, es el director de vocaciones de los jesuitas del Medio Oeste. Para más información sobre cómo unirse a los jesuitas visite beajesuit.org.