Esta Meditación Eucarística está diseñada para ayudarte a pasar de treinta minutos a una hora en meditación y oración silenciosa con Jesús durante la adoración eucarística. Incluso si no puedes estar físicamente presente en una iglesia o capilla de adoración con el Santísimo Sacramento, puedes unirte espiritualmente a la Eucaristía mientras pasas este tiempo en oración.
LA GRACIA QUE BUSCO: dejar que la Palabra de Dios ilumine y purifique mi corazón para que pueda cooperar plenamente con las gracias de su Resurrección.
ENEL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.
Detente unos instantes y permítete tomar conciencia de la entrega de Jesús en la Eucaristía. Date cuenta de que, en este preciso momento, el Señor de la Vida te está mirando con gran amor. Permítete acoger su mirada de amor. Eres su hijo amado. Descansa en su mirada de amor.
Agradece a Jesús el don de sí mismo en la Eucaristía.
PIDE LA GRACIA: Jesús, en este silencio del Sábado Santo, ayúdame a permitir que transformes mi mente y mi corazón.
Lee despacio, 3-4 veces. Deje que las palabras de la Escritura inunden su mente y su corazón. Deja que el Espíritu Santo te hable a través de este pasaje.
"En efecto, la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra y divide el alma y el espíritu, las articulaciones y los tuétanos; juzga las reflexiones y los pensamientos del corazón". (Hebreos 4:12)
Permítete sentarte un rato con estas preguntas, atento a cómo el Señor habla en tu corazón.
¿Cómo puedes permitir que Jesús te forme y te guíe mientras caminas a su lado en el camino al cielo? Pídele a Jesús que te ayude a abrir tu corazón para que su Palabra pueda atravesar tus falsas expectativas y otras distracciones, ayudándote a amarle y servirle con un corazón indiviso.
Lee despacio, 3-4 veces. Deja que estas palabras inunden tu mente y tu corazón. Deja que el Espíritu Santo te hable a través de esta meditación.
"Dormí en la cruz y una espada atravesó mi costado por ti, que dormías en el paraíso y sacaste a Eva de tu costado. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te despertará de tu sueño en el infierno. La espada que me atravesó ha envainado la espada que se volvió contra ti. Levántate, abandonemos este lugar". (de una antigua homilía del Sábado Santo, Liturgia de las Horas)
¿Cómo puedes esperar la alegría de la Pascua con un mayor sentido de urgencia para poder ir deprisa a proclamar la Buena Nueva, aunque para ello tengas que salir de tu zona de confort? ¿Cómo puedes permitir que la Preciosa Sangre de Cristo cure las heridas de tu corazón para que puedas levantarte y dejar el pasado con mayor libertad?
Permanece en silencio con el Señor. Deja que hable en el silencio, en tu corazón. Acoge su presencia. Si te ayuda, escribe lo que sientes que el Señor te comunica durante este tiempo de oración.
Dios todopoderoso y eterno, tu Hijo único descendió entre los muertos y resucitó glorioso. Por tu bondad, resucita a tu pueblo fiel, sepultado con él en el bautismo, para que sea uno con él en la vida eterna del cielo, donde vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén. (Liturgia de las Horas; oración del Oficio de Lecturas del Sábado Santo)
En cada Misa, Jesús se ofrece al Padre por nosotros. Siempre podemos unir nuestras propias ofrendas a las de Jesús en la Misa. La próxima vez que estés en Misa, ofrece tu deseo de irradiar la luz del Evangelio. Pide que se profundice en el don de un corazón indiviso.
En cada Misa, Jesús se ofrece al Padre por nosotros. Siempre podemos unir nuestras propias ofrendas a las de Jesús en la Misa. La próxima vez que estés en Misa, ofrece tu deseo de irradiar la luz del Evangelio. Pide que se profundice en el don de un corazón indiviso.
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