Cuando llegamos a la misa, recordamos las gracias de nuestro bautismo, hacemos una genuflexión para reconocer a Jesús realmente presente, y luego nos dirigimos a nuestro asiento. ¿Qué es lo siguiente? ¿Qué tal una de las mejores cosas para las que fueron diseñadas las iglesias? Si hay un poco de tiempo antes de que comience la Misa, algunos momentos de oración te ayudarán a prepararte para las gracias de la Misa.
Cuando crecí, no recuerdo que nuestra familia tuviera muchas reglas para nosotros los niños. Una de ellas es la de cuándo debíamos estar en la iglesia como familia. La misa era a las 8:00 el domingo por la mañana, y mi padre dejó muy claro que esperaba que todos estuviéramos sentados juntos en el banco a las 7:50. (Pew es el nombre de los asientos largos en las iglesias.) ¿Era para que pudiéramos conseguir nuestro asiento preferido? Lo dudo, ya que todos en nuestra pequeña iglesia rural teníamos nuestros lugares habituales. Recordando ahora lo que papá nos enseñó, me doy cuenta de que el propósito de esos diez minutos antes de la misa era que nos acomodáramos, rezáramos y nos preparáramos. A menudo pienso en el gran regalo que me hizo papá al dejar claro que asistir a la misa dominical juntos era la máxima prioridad para nuestra familia.
La Instrucción General para el Misal Romano dice que debe haber una oportunidad tranquila en la iglesia para que los fieles se preparen en oración para la Santa Misa (IGMR, nº 45). Durante este tiempo antes de la Misa, pueden recordar todos los grandes dones y gracias que Dios les ha concedido desde la última vez que vinieron a la iglesia. Este silencio también ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la generosidad de nuestro Padre amoroso y de prepararse para agradecerle en el culto de la Misa. Además del agradecimiento, también puedes reconocer cualquier necesidad que tengas: puedes hablar con Dios sobre cualquier dificultad, estrés o ansiedad que estés experimentando y ofrecérselo al Señor, pidiendo su ayuda y su gracia.
Puede ser difícil entrar en este tiempo de silencio para ayudar a preparar la Misa, especialmente si aún no lo hemos convertido en un hábito. Si tienes poco tiempo, Carlos Belmonte te anima a rezar de camino a la Misa. Escribe: "Prepara tu alma para la Comunión con actos de amor a Dios. Haz actos de contrición y expiación... reza por el sacerdote para que pueda atender verdaderamente las necesidades de la parroquia. Reza por la congregación... reza para que entiendas lo que te enseñarán en la Misa"(Comprender la Misa, p. 38). Belmonte también anima a utilizar un misal o una misalette para repasar las lecturas [1] y las oraciones de la misa con antelación. Estar familiarizado con ellas también te ayudará a estar más atento y a unir tu oración personal de forma más fructífera con la Misa.
Una tradición que quizá no conozcas es la posibilidad de ofrecer personalmente una intención en cada Misa en la que participamos, pidiendo que las gracias que recibimos de la Misa se apliquen a alguien que pueda necesitarlas o a una situación concreta. Mientras reza la Plegaria Eucarística, el sacerdote ofrece la Misa por una intención pública (normalmente publicada en el boletín o anunciada). Los presentes también pueden ofrecer una intención privada uniéndose a las oraciones en el altar. Por ejemplo, puedes hacer una intención para que tu familia crezca en el amor, la salud de un amigo, el alma de un familiar fallecido, la reconciliación de una relación tensa, la paz en el mundo o un mayor reconocimiento de la dignidad de toda vida. Además de ayudar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo, rezar sobre una intención para la Misa es también una gran manera de ayudarnos a estar más atentos a las oraciones y lecturas y a recibir más plenamente los frutos de la Misa.
Ponte como objetivo llegar a la iglesia un poco antes y acepta el reto de dedicar un poco de tiempo a la oración antes de la Misa. Además de las sugerencias anteriores, cualquiera de nuestras oraciones clásicas o incluso componer una oración propia es una gran manera de ayudar a preparar tu corazón para la celebración de la Misa. En nuestra época, en la que todo puede ser tan ajetreado y apresurado, a menudo pienso en la gran sabiduría de mi padre al dar a la familia unos minutos extra de preparación tranquila.
1. Antes de tu próxima participación en la misa, reza con la invitación que el Señor nos hace en estos versos: "¡Tranquilos y sabed que yo soy Dios!" (Sal. 46,10) y "¡Despliega tu corazón a Dios, nuestro refugio!". (Sal. 62:8). Tened en cuenta estos versículos cuando llevéis los frutos de este tiempo de oración a vuestra preparación antes de la misa en la iglesia.
2. ¿Llegas a la misa con otras personas, como familiares o amigos? Discute la importancia de tener tiempo para la preparación en oración antes de la misa y decide a qué hora quieres estar en la iglesia.
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[1] También puede acceder a las lecturas de la misa en línea en https://bible.usccb.org.