Avivamiento Historias

El discernimiento vocacional y la verdadera presencia

Cada año, el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado (CARA) publica los resultados de una encuesta realizada a los sacerdotes recién ordenados el año pasado. Son muchas las preguntas que se hacen a los recién ordenados para obtener una imagen precisa de su procedencia y de lo que ha contribuido a su vocación. A partir de la encuesta, podemos saber el número total de hombres ordenados, la edad media, su origen étnico, su formación, su entorno familiar y su participación en la fe antes del seminario[1].

Como director de vocaciones, estas estadísticas son muy interesantes. Lo que más me interesa no son necesariamente las variables que no puedo controlar, como la edad, la etnia o la situación familiar en la que nacieron. Más bien, lo que me parece valioso es lo que ayudó a los jóvenes a discernir su vocación.

Una estadística reveladora

Hay muchas cosas que ponen a un joven en condiciones de discernir bien, como ser monaguillo, rezar el rosario con regularidad, asistir a la escuela católica y a la misa con regularidad. Todas estas cosas son estupendas y debería hacerlas un joven que está rezando sobre su vocación, pero cada año hay una estadística que siempre es alta y me llama la atención. Desde hace un par de décadas -como viene haciendo el CARA con esta encuesta- hasta el 75% de los jóvenes afirman que la adoración eucarística contribuyó a su vocación[2] Sentarse ante el Santísimo Sacramento sigue inspirando a los jóvenes a dar su vida al servicio de la Iglesia.

Los seminaristas aprenden

Aunque esto es hermoso, no siempre es fácil. Ya sea la creencia en la verdadera presencia de la Eucaristía o la claridad en el discernimiento de la propia vocación, a veces uno se pregunta por qué la presencia de Dios no es más evidente. Si fuera más fácil decir que Jesús está presente en la Eucaristía, entonces más gente creería. Si Dios hablara un poco más alto y hiciera más clara mi vocación, entonces me sería más fácil seguirla. Aunque esto parece un problema, no parece ser un obstáculo para el joven discernidor en la adoración.

Para la persona que cree que Jesús está realmente presente en la Eucaristía, debe entender que Dios está vivo y activo y quiere involucrarse en su vida. Esta implicación más estrecha y la conformidad de su voluntad con la de Él le hacen feliz. Si Jesús está realmente presente en la Eucaristía, recibir la Eucaristía y adorarla les permite acercarse a Dios. Creer que Jesús está presente en la Eucaristía es el mismo ejercicio de fe que creer que su vida puede realizarse siguiendo la voluntad de Dios, especialmente si esa vocación es al sacerdocio o a la vida consagrada.

Jesús expuesto en la Custodia

La fe es un regalo

El estudio del CARA muestra lo que nuestra fe siempre ha sabido y lo que el joven o la joven que reza sobre su vocación en la adoración llega a comprender: que la fe no es un rompecabezas que hay que resolver, sino un don que hay que recibir. Este don nos lleva a una persona que anhela revelarse a nosotros. Jesús está realmente presente en la Eucaristía. Sigue queriendo involucrarse en nuestras vidas, y sigue llamando a la gente al sacerdocio y a la vida religiosa. Cuanto más nos acerquemos a él, más nos conoceremos a nosotros mismos, y para la persona que discierne, su vocación se hará evidente.

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[1] https://www.usccb.org/resources/ordination%20class%202022_0.pdf

[2] https://cara.georgetown.edu/?s=ordained